El Frente de Izquierda hace agua: formalismos, sectarismos e infantilismo izquierdista

El Gobierno Nacional ha definido hace tiempo atravesar su "fin de ciclo" por la vía de un ajuste ortodoxo y la criminalización y represión de la protesta social que se levanta frente al mismo, al mismo tiempo que los grupos de poder y las clases dominantes, a través de Scioli, Masa o Macri se proponen reimplantar un gobierno de pura cepa neoliberal que les pertenezca enteramente, mucho más aún de lo que ha sido la década kirchnerista. En este marco, ¿Cuál es el rol que debemos jugar las organizaciones que siempre hemos propugnado transformaciones profundas de la sociedad de cara a los sectores populares, los trabajadores y los humildes? ¿Cuál es entonces el rol que debemos jugar los jóvenes ante tremenda batalla?

No quedan dudas que para evitar que la derecha se reinstale con mayores beneficios y comodidades en el poder debemos enfrentarla en la calle; pero también, buscando incansablemente dar la pelea por el gobierno, por el poder, por conquistar el estado y llegar allí donde se adoptan las principales decisiones políticas que signan el rumbo de la nación. Y sobre todo, emprender con empeño la construcción de una nueva cultura política que retome las mejores experiencias políticas y sociales de nuestro pueblo que sea capaz de construir la unidad que los tiempos demandan.

Es por eso que se vuelve necesario discutir con las fuerzas de izquierda y progresistas, especialmente con el Frente de Izquierda que ha obtenido buenos resultados electorales e incluso ha alcanzado sus primeros Diputados Nacionales, pese a lo cual y, a poco tiempo de andar, comienza a evidenciar lo acotado de su propuesta política, plagada por cierto de los vicios de la vieja izquierda, manifestando serios límites para enfrentar al poder real en los espacios en dónde esta lucha se plantea y se encuentra atascado en una posición formalista. Su ''accionar'' desde dichos lugares se termina situando en lo concreto desde una posición consignista y parafraseando, como dogmas, ideas descontextualizadas. Dicha visión y accionar, como meros voceros de los que dicen representar, hace agua por todos lados. Parecieran ofrecer como proyecto político en concreto, un pase gratis a las clases dominantes o los sectores políticos que las representan, a ocupar espacios de poder. 

Desde una posición infantilista se dedican a desdeñar y ningunear, a partir de la mera teoría, esas posiciones en el Estado, con el único resultado de  generar derrotas para los sectores oprimidos. Nosotros desde Movimiento Sur creemos importante avanzar sobre las posiciones de poder en cualquier hueco que se encuentren, para impulsar desde allí transformaciones. Parece que al FIT le interesa discutir y debatir formalismos desde una mirada ahistorica con frases vacías y que no contribuyen a la lucha por quitarle espacios de poder real a quienes queremos combatir. Esto se vio claramente demostrado en la elección  de la Vicepresidencia segunda en la cámara de diputados de Mendoza, donde el FIT esgrimiendo argumentos abstractos desde la teoría, le regalo un espacio de poder al PRO.

Otro punto que desconcierta de la propuesta política de los partidos que integran el FIT es su argumento, de priorizar la lucha en las calles, necesario claramente, pero sin pensar si quiera la posibilidad de integrarla a la lucha también en y desde el Estado, en las bancas, las vicepresidencias, los ministerios y el mismo gobierno. Nos gustaría saber qué proyecto político con ofensiva tienen, ya que la lucha y la resistencia en las calles, son válidas, pero sin una propuesta ofensiva hacia los espacios de poder decisivos, se ponen en riesgo las victorias obtenidas en las calles. Su posición sectaria, su negativa constante a acordar y conformar frentes con otros espacios políticos que no comulguen en un 100% con su dogma, los posiciona como actores políticos que le hacen juego a los sectores de poder ya que sin vocación de construir unidad, no hay vocación de poder, ni posibilidad de transformación en el corto plazo. 

Desde Movimiento Sur entendemos estos posicionamientos del FIT como defensivos e insuficientes, que lejos están de promover transformaciones profundas de cara a los trabajadores y los humildes y mucho menos en avanzar sobre los espacios de poder donde se toman decisiones vitales para los sectores populares, tales como devaluar, privatizar empresas públicas, definir el direccionamiento del presupuesto nacional, y un sin fin de políticas regresivas.

Otro rasgo de su sectarismo ciego, que destruye oportunidades en vez de construirlas son las luchas internas entre los partidos políticos integrantes del FIT. En lo últimos meses se han sucedido diferentes ejemplos de la falta de unidad y continuas acusaciones dentro del frente, como por ejemplo la falta de coordinación como frente político en el paro nacional del 10 de abril, o la jornada del 1 de mayo. Prácticas que, en definitiva, no hacen más que poner en evidencia que si en un frente entre partidos "trotskistas" opera tamaño divisionismo, las posibilidades de que el FIT se proponga integrarse al conjunto del movimiento popular, de izquierda y progresista son absolutamente nulas. Contribuye, en definitiva, a alejarse de las mejores tradiciones de unidad y lucha de la cual nuestro pueblo y en especial la juventud ha demostrado ser fiel abanderada a lo largo de nuestra historia. Nosotros proponemos la estrategia frentista, porque entendemos que en la diversidad y amplitud de opiniones es posible el crecimiento y el abordaje de amplios sectores de la sociedad, bajo un programa progresista de unidad.  

Estamos convencidos que la disputa con el poder real y los sectores dominantes, ya sea por fuera o dentro del Estado, tiene que darse desde la realidad concreta, desde lo que existe, para así poder transformarlo. No se puede tener estrategias ofensivas desde argumentos teóricos obviando la materialidad con la que circula el poder dominante, que no duda en disputar todos los espacios incluso los de la izquierda. Hay que estar firmes, apuntar los cañones y no regalarle –como diría el Che– ''ni un tantico así'' a quienes hacen lo imposible para que el pueblo no llegue al poder. Desde Movimiento Sur proponemos construir una nueva cultura política, que se nutra de los valores de la participación de los jóvenes, la unidad en la diversidad, la convicción que el poder se construye y se conquista en colectivo, la vocación de gobernar para transforma, la humildad hacia nuestro pueblo, la firmeza contra los poderosos.  

Nosotros, como Gramsci nos enseñó, estamos empeñados en derrocar el poder hegemónico que nos oprime y construir una nueva cultura política:

“Hay que hablar de una lucha por una nueva cultura, es decir, para una vida moral nueva que no puede dejar de estar íntimamente conectada a una nueva intuición de la vida, hasta que se convierte en una nueva forma de sentir y ver la realidad”

SUR, ​CONSTRUYENDO UNA NUEVA CULTURA POLITICA ​

Leandro "Rocky" Carnelli