domingo, 17 de noviembre de 2013

EL LUGAR DE LA IZQUIERDA ARGENTINA

El primer dato que nos dejan los comicios del pasado 27 de octubre es que el kirchnerismo ha cumplido su ciclo. Siete de cada diez argentinos y argentinas dijeron que Cristina Fernández de Kirchner ya no tendrá la posibilidad de un tercer mandato; y eso significa -acorde al acendrado personalismo del actual modelo- que lo que viene después del 2015 no será continuidad de los gobiernos que tuvimos de diez años a esta parte.
 
El segundo es que las fuerzas conservadoras de la sociedad argentina, conocidas como “el establishment”, se han trazado una clara y potente estrategia de recuperar plenamente el gobierno y el poder político como lo tuvieron en los años noventa con Carlos Menem. Y decimos “plenamente”, porque es difícil argumentar con seriedad que no participaron en parte de las decisiones gubernamentales los últimos diez años.
 
Dicho plan, apoyado por casi todos los sectores mas poderosos -locales y no tanto-, ha dado sin dudas un primer paso exitoso: Sergio Massa, en principio su candidato “natural”, ganó contundentemente la provincia de Buenas Aires, derrotando al oficialismo y conmoviendo la interna justicialista. Poniéndose por tanto en la primera fila para las presidenciales del 2015.
 
Nos hacemos entonces nosotros algunas preguntas, de importancia no menor, para lo que se viene por estas tierras: ¿Dónde debe estar la izquierda en la gran batalla que se aproxima, en que el gran desafío de los que aspiramos a construir un país mejor es derrotar a la derecha que ya se frota las manos viéndose de regreso en el gobierno? ¿En qué lugar de la política debe ubicarse, para buscar que la Argentina por venir no involucione desde los intereses de las mayorías; sino que, por el contrario, podamos reemplazar al kirchnerismo con un proyecto que preserve lo bueno que hicieron, corrija los desastres que causaron y plasme, en definitiva, lo que prometieron y no concretaron?
 
¿En qué lugar, en los tiempos por venir, se debe posicionar la izquierda que aspira a cuidar los recursos naturales y a terminar con la pobreza, a defender los derechos humanos de ayer pero también los de hoy, a exigir que se preserve el medio ambiente y que tengamos una educación de excelencia y una salud para todos, que trabaja abnegadamente por incorporar a los jóvenes al presente y al futuro, y desea tener un país donde los corruptos vayan presos en lugar de vivir cómodamente en Puerto Madero?
 
Los partidos y organizaciones de la izquierda que siempre han propugnado un Estado fuerte y eficiente, que defienda a los mas débiles de la sociedad y controle a los mas fuertes; que han bregado para que el trabajo sea en blanco, digno y bien remunerado; que creen en una nación verdaderamente federal, en la reconstrucción del sistema ferroviario destruido por el neoliberalismo, en recuperar el autoabastecimiento energético, en la independencia nacional y la unidad latinoamericana: ¿Dónde y con quienes deben converger políticamente?
 
No es porque sí que nos hacemos estas preguntas. Alguna dirigencia de esta franja política e ideológica, entusiasmada -como es natural- con el buen resultado en los pasados comicios y con el regreso a tener representación en el parlamento nacional, propone a futuro, como estrategia, la unidad de la izquierda. Confrontada la misma no solo a las opciones que pueda poner en pie la derecha, sino también a las fuerzas progresistas que a esta se le oponen.
 
Grave error, la “unidad de la izquierda”, aun habiendo alcanzado mas volumen político que en el pasado, no deja de ser una opción testimonial y defensiva; sin posibilidad alguna de disputarle el gobierno en el 2015 a los sectores conservadores en avance. Solo un gran frente de las fuerzas progresistas argentinas -que ya mostró su potencial en octubre- está en condiciones de lograr esto. Permitiendo así que, por el contrario, seamos nosotros los que podamos poner manos a la obra de construir un país mejor, desarrollado y justo.
 
Es una obligación de los que bregamos abnegadamente en estas tierras, desde hace mucho, por la soberanía nacional y la dignidad de las personas, leer correctamente los tiempos que corren aquí y en el mundo, y asumir nuestras responsabilidades en ellos. La Argentina, en vías de finalizar el kirchnerismo, está ante dos rumbos posibles: el que ya empezó a proponer la derecha, defensor de los intereses de las minorías pudientes, y el otro, de progreso, que debemos instalar todos nosotros con la mayor fuerza, como posibilidad concreta. Allí, en esa unidad debe estar la izquierda, no en la división, tan perjudicial desde siempre pero particularmente en situaciones como las actuales.
HUMBERTO TUMINI

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