miércoles, 10 de abril de 2013

La Cámpora: el modelo del oportunismo clientelar y la corrupción.


Desde las primeras horas después de las inundaciones en Capital, conurbano y La Plata, el pueblo entero sigue dando sin descanso ni atenuantes, enormes y emocionantes muestras de solidaridad para paliar una situación catastrófica y, ya sabido por todos, evitable. En el año 2008 el Arq. Pablo Romanazzi presentó un plan de obras para prevenir inundaciones en La Plata en el cual preveia ampliar el entubamiento del arroyo del gato. El Intendente Pablo Bruera lo ignoró, sin tomar ningúna medida.  La situación empeoro al habilitar la construcción de torres, sin prever su impacto en los desagües.
En medio de esta tremenda movilización social de solidariad, se montan las acciones de los muchachos de Cristina que, fieles a su estilo y al de su modelo y estructura partidaria, el PJ, no le escapan al clientelismo ni al oportunismo. Tampoco a la corrupción, el verticalismo, la mentira y el doble discurso.


El problema no son las pecheras… el problema es que la ayuda se canalizó por los circuitos clientelares a los que el Gobierno Nacional, el de la Provincia de Buenos Aires y los Municipales nos tienen acostumbrados y del que la Cámpora no tiene la decisión de salirse, porque no ven otra posibilidad más continuar y reproducir la política vieja del Partido Justicialista.
Por nuestra parte, una vez más, la juventud de las organizaciones populares y progresistas tomaremos las mejores experiencias de participación popular y ciudadana como ensambles de la transformación política que necesita nuestro país, avanzando en la construcción de una nueva cultura política en la Argentina.
Para construir una nueva cultura política no alcanza con ser joven, sino tener nuevos valores
 La Campora dice ser la “nueva política” pero sigue reproduciendo las mismas lógicas clientelares y punteriles de las viejas estructuras pejotistas. En los barrios son moneda corriente los manejos clientelares de esta organización que manipulan los recursos del Estado, que son de todxs para su propio beneficio. Se nota en la injusta distribución del programa argentina trabaja, que obligo a organizaciones sociales como Barrios de Pie a acampes y represiones para poder ser parte de ellos.
El manejo discrecional de los recursos del Estado se nota también en las asignaciones presupuestarias que se destinan solo a los gobernadores e intendentes alienados con el gobierno nacional. Los distritos opositores son puestos en una alarmante situación presupuestaria para entorpecer su gobernabilidad.
Clientelismo político también es canjear militancia por un puesto del Estado, dejando de lado que el militante está comprometido con un proyecto por convicción y no por un sueldo. Usar esos mismos puestos para amenazar, censurar y apretar a cualquiera en la más mínima disidencia también es una expresión de clientelismo.
La negación de la pobreza a través de los fraudulentos índices del INDEC, la persecución de las organizaciones políticas que se esfuerzan por combatir la pobreza y el abandono de los sectores populares que aun hoy en día persistes, el desalojo de los Quom y su etnocidio en Formosa,  las agresiones en las marchas del 24 a partidos politicos opositores, y la lista de acciones denigrantes hacia el pueblo que La Campora ha perpetrado sigue.  Ninguna de estas responde a una nueva política, todas tienen el mismo olor a viejo que tanto daño le han hecho a nuestro país.
De su jefa política, Cristina, han tomado el ejemplo del verticalismo autoritario como forma de manejarse dentro de su aparato político. No hay discrepancia posible en sus líneas, o se está de acuerdo a rajatabla con la línea oficial o se es un enemigo cipayo de derecha, faldero de Magneto. Una organización juvenil que se maneja con estos criterios está condenada a reproducir los errores de sus antecesores, sin debate, sin critica no hay construcción política solo un ejército bien dócil de repetidores.
Ante la falta de iniciativas propias, La Campora es una buena cultivadora del oportunismo político. Incapaz de tomar los reclamos populares y organizarlos para luchar por su conquista, se limitan a aplaudir las iniciativas oficiales y los discursos de las presidenta. O a tomar como exclusivamente propias las banderas históricas del campo popular, negando y ocultando la lucha popular que empujo esas conquistas. Así convierten estas banderas como la de los derechos humanos en una parodia oficialista para su propia conveniencia, sin llegar nunca a alcanzar las verdaderas transformaciones que nuestro pueblo necesita.
Cuando la sociedad reacciona frente a hechos de una tremenda injusticia como fue el fallo vergonzoso por el Caso de Marita Veron o la tragedia de Once que dejo a 51 personas muertas y cientos de heridos, el gobierno responde con algunas medidas para lavarse la cara pero nunca va a fondo para resolver estas problemáticas, porque eso implicaría tocar los intereses de grupos de poder que no le interesa afectar, porque son su sostén político. Ante esto La Campora aplaude ese maquillaje y dice “esto es lo posible”, “mas no se puede”.
De la mano de estas políticas de maquillaje, transcurren muchísimos casos de corrupción que son apañados y hasta fomentados desde el aparato estatal a cargo del kirchnerismo y los jóvenes de la Campora.  Si hasta el vicepresidente esta implicado en casos de corrupción, ¿Qué clase de gobierno progresista es? Eso sumado al increíble aumento del patrimonio de los Kirchner en los años de gobierno, o la protección de Menem en el Senado a cambio de un voto, son claros ejemplos del nivel de participación y complicidad de la Campora en el entramado corrupto del gobierno. No han escapado a la estructura del PJ, sino que lo han fortalecidos al hacer uso de sus mismas prácticas y manejos.
Ante el doble discurso de La Campora fogoneado por el gobierno nacional y sus medios, que habla de una Argentina con desarrollo y riquezas, pero que ante la falta de recursos que repercuten en el deterioro de la salud y la educación pública, elige pagar la deuda externa con las reservas del Banco Central. Que habla de participación y militancia pero que se apropia de las donaciones anónimas para su conveniencia política o  echa de los centros de ayuda a los que no quieran usar su pechera es necesaria una juventud que construya una nueva cultura política.
La construcción de una nueva cultura política es el objetivo principal de la juventud comprometida con un proyecto político que busca transformar la realidad en un sentido verdaderamente progresista y popular. El rol histórico de la juventud ha sido siempre el de empujar los cambios, cuestionar al poder dando al mismo tiempo la disputa por ser parte de él, no conformarse y llevar los procesos de cambio hasta el máximo. Lejos está de ser el proyecto de la juventud el integrar el ejército de los obsecuentes y los aplaudidores. Mucho más el de buscar la comodidad de los cargos y el conformismo posibilista del “hasta acá llegamos”.
El gobierno que queremos tiene como pilar fundamental alcanzar la tan postergada distribución de la riqueza a través una nueva matriz productiva nacional igualitaria. Por otro lado queremos un gobierno que  ponga en practica políticas públicas que incluyan a los jóvenes de manera integral, transversal y participativa, como activos protagonistas, de este proyecto político. Y esa participación tiene que estar canalizada a través de espacios concretos de diálogo, intercambio y articulación con las organizaciones sociales y juveniles donde tengan voz y capacidad de decisión como sucede en la provincia de Santa Fe.  
El gobierno que queremos es aquel que no subestima a la juventud, relegándola a la obsecuencia y conformándola con cargos y beneficios personales. Es aquel que se permite ser cuestionado por su juventud porque en ella deposita la confianza para avanzar en la lucha por la construcción de un país más justo. Porque si no es la juventud la que empuja los cambios, la que cuestiona, critica y debate… ¿Quién es acaso?
Queremos un gobierno que se preocupe por garantizar el cumplimiento de los derechos de las mujeres, de los mayores y de los pibes, con políticas activas de participación democrática.  El voto a los 16, que se votó en el Congreso, en el medio de un insultos y desprecio hacia la oposición, para ser una política efectiva también se deben garantizar el derecho a estudiar, la salud y vivienda digna de todos esos pibes. Además el manejo clientelar de esta medida ya se vislumbra en que para poder votar es requisito tener el nuevo dni antes del 30 de abril, sino no se podra ejercer ese derecho.  
Nosotros venimos por la senda de la participación y organización popular la mano del movimiento social Barrios de Pie y de nuestro Movimiento Universitario Sur que siempre han sido grandes promotores de la participación  genuina, política, social y cultural. Porque entendemos que una nueva cultura política es una responsabilidad colectiva, de todos depende plasmar nuestros convicciones, ideales y sueños en un proyecto político que nos albergue y nos de esperanza que es posible una verdadera transformación social. Con nuestros valores bien en alto como la dignidad, la transparencia, la humildad, la honradez, y el espíritu crítico, seguiremos dando la pelea por poner en pie un movimiento que gobierne para todos los argentinos y argentinas. 

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